Pese a que los aparcamientos, los estacionamientos o los parkings (reciben diferentes nombres en cada país) suelen tener unos límites de velocidad muy bajos, no todos los usuarios los respetan, poniendo en peligro al resto de personas que dejan allí sus coches.
Es aquí donde entra una empresa como Unimat Traffic, la cual fabrica esos obstáculos que se colocan en el suelo, obligándonos a pasar despacio por encima de ellos.
¿Por qué poner reductores de velocidad en los aparcamientos?
Aunque algunos conductores no lo sepan, los parkings de lugares como los centros comerciales, los hospitales o los privados, que suelen estar en el subsuelo en casi todas las ciudades, no son circuitos.
Suelen existir intersecciones por las que cruzan otros vehículos, personas caminando que van a por su coche o que salen de él, e incluso familias con niños, los cuales pueden descontrolarse en cualquier momento.
Los reductores de velocidad son muy útiles en estos sitios, pues obligan a todos los conductores a respetar los límites de velocidad, ya que pasar por encima muy deprisa es garantía de destrozar las ruedas o incluso la suspensión. De esta manera, ganamos en seguridad tanto cuando vamos conduciendo como si caminamos, todo ello de una forma muy sencilla y económica.
¿Cómo se colocan los reductores de velocidad?
Otra de las ventajas de los reductores de velocidad es la manera en la que se instalan, puesto que no requieren obras de ningún tipo. Solo vamos a necesitar una taladradora y la broca adecuada (suele ser la misma que se emplea a la hora de realizar taladros en el hormigón), poner la máquina en modo percutor y hacer unos agujeros.
En ellos, se meten los tacos con tornillos (podemos reforzarlos colocando lo que se conoce como taco químico) y estos reductores ya no se van a mover de ahí por muchos coches o camiones que pasen por encima.
Hechos para durar
Los reductores de Unimat Traffic se hacen de caucho reciclado y son muy resistentes, puesto que aguantan tanto a los vehículos como las inclemencias climáticas y los vertidos como el combustible o el aceite.
Además, a diferencia de los reductores de otros materiales como el hormigón, no requieren mantenimiento alguno, de forma que los podemos colocar y olvidarnos de que están ahí durante años.
Se pueden usar también en calles y en carreteras
Son muy prácticos en calles y en carreteras, aunque aquí siempre hay que seguir las leyes de cada país, las cuales regulan cómo deben ser estos elementos y especifican su altura máxima, qué materiales se permiten, dónde se pueden instalar, etc.
La idea es la misma que en los aparcamientos, la de reducir la velocidad de los vehículos, ganando así en seguridad. Es posible colocarlos en calles residenciales, en las que suele haber niños jugando o en bici, y también son muy útiles en cruces peligrosos, a los cuales hay que llegar a una velocidad reducida con el fin de evitar choques por alcance, muy comunes en algunas intersecciones con mala visibilidad.
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