Una empresa —sea una micropyme, un proyecto autónomo o una gran compañía de expansión internacional— está gestionada por personas que se especializan en su producto o servicio y, a la vez, deben tener en cuenta decenas de regulaciones fiscales y laborales.
«Desde la elaboración de un contrato de personal hasta la valoración de una baja, pasando por los beneficios fiscales a la hora de hacer las liquidaciones de IVA, entre otras muchísimas tareas de gestión», recapitulan desde Gestiun, una de las asesorías más destacadas de cuantas operan en la capital del país.
Para estos asesores laborales, «la carga de actividad fiscal y laboral, de papeleo, como se llama vulgarmente, en ocasiones sobrepasa a los directivos, que acaban por cometer pequeños y grandes errores que pueden ser fatales para su compañía».
Multas por aplicar las deducciones fiscales de manera incorrecta, malas transcripciones de datos fiscales, desactualizaciones respecto a normativas nacionales y europeas que van surgiendo… Estos son solo algunos de los escenarios que los asesores fiscales pueden solucionar con tan solo hacer una rápida auditoría del día a día de las empresas.
Las ventajas de contar con este tipo de asesorías externas son muchas y están cada vez más interiorizadas por todo aquel que emprende, de manera que su contratación ya no se ve como un cargo extra, sino como una ayuda imprescindible para asegurar el futuro de las compañías.
Aliviar la responsabilidad en la dirección
Evidentemente, un autónomo o el equipo directivo de una empresa nunca va a dejar de sentirse responsable por la propia actividad de la compañía, pero contar con un equipo profesional especializado en este tipo de tareas sí que eleva la tranquilidad al tener la seguridad de que todo se está haciendo correctamente.
La presencia de un equipo externo de asesoría fiscal y laboral disminuye la falibilidad de las empresas. Se ha demostrado que las compañías que operan con esta ayuda extra reciben menos multas, se benefician de todas las ayudas fiscales y subvenciones posibles y, por tanto, mejoran su cuenta de beneficios a final de cada ejercicio.
Focalizar en lo importante
Al no tener que realizar este “trabajo de oficina”, los propietarios de las compañías obtienen un mayor tiempo libre para dedicarlo a la verdadera actividad de la empresa, que es la que genera clientes y, por tanto, ingresos.
Este es el segundo punto por el que delegar la gestión a una empresa especializada resulta cada vez más importante: «Un propietario sin ayuda fiscal y laboral tiene que perder dos tercios de su jornada laboral en estudiar cómo hacer un contrato, reflejar las facturas en el balance y otras tareas que le impiden focalizar en lo importante», señalan desde Gestiun.
Mejorar la gestión
En el momento actual, acudir a los servicios de una asesoría es más fácil que nunca: la mayor parte de los procesos pueden solucionarse de manera telemática a través de las aplicaciones de gestión que las empresas deben instalar por Ley.
De este modo, todos los procesos relativos a contabilidad y fiscalidad se optimizan todavía más y se integran de un modo rápido y seguro al día a día de las compañías españolas.
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